A través de mi experiencia en comunicación he visto a muchos directores y jefes de recursos humanos confundir la labor de un comunicador social con la de un periodista, de la misma forma que muchos confunden la labor de relaciones públicas con solo ventas. La comunicación en esencia y por etimología es recurso, traslado, entrega, disposición de un mensaje.
Por ejemplo: en muchas empresas e instituciones públicas se han seleccionado a periodistas de larga trayectoria como directores de comunicación e inclusive como relacionistas públicos, pero sin ninguna experiencia o conocimiento en comunicación corporativa (públicos vinculados interno y externo), tan solo por creer que tienen contactos en medios de comunicación. Sin embargo, el tiempo ha demostrado que eso no es suficiente para llevar un departamento de comunicación eficientemente.
Es muy importante diferenciarlos, sobre todo desde la formación en las escuelas y facultades. La confusión nació, al parecer, del ofrecimiento que hicieron inicialmente las universidades de una carrera llamada comunicación social-periodismo. Existen diferencias sustanciales entre la comunicación social y periodismo, se trata de disciplinas interconectadas, pero delimitadas en tanto funciones, alcances y pertinencias sociales». Es decir tienen relación, pero no son los mismo.
Para ponernos en contexto la comunicación humana es una disciplina básica e importante que reúne una organización de conocimientos, permitiéndole transmitir mensajes en forma clasificada, ordenada, metódica y con suficiencia. Es tal sentido debemos tener en cuenta que el periodismo es muy importante ya que se mueve en el ámbito del manejo de la información. Sin embargo, la comunicación social es una disciplina vastísima que dentro de su contenido incluye a disciplinas como: el periodismo, publicidad, marketing, relaciones públicas y la hoy recientemente denominada comunicación audiovisual.
Un nuevo comunicador debe contemplar una mezcla de experiencia en desarrollo, una especial sensibilidad para trabajar con las comunidades, y el conocimiento de las herramientas y tecnologías de la comunicación. El nuevo comunicador tiene que encontrar un equilibrio entre una forma muy práctica de enfrentar la realidad social, y la capacidad de elaborar y conceptualizar estrategias.
El nuevo comunicador debe tener la capacidad de navegar de un medio a otro, de escoger entre las muchas herramientas de comunicación y adaptar las estrategias a una situación particular. Su experiencia debe abarcarse desde ayudar a fortalecer organizaciones sindicales, cubrir temas sociales para estaciones de medios, diseñar estrategias de participación para proyectos de desarrollo a nivel comunitario, facilitar la formación de redes entre las organizaciones no-gubernamentales y/o producir materiales de educación. Esta flexibilidad en el uso de estrategias de comunicación en varios contextos culturales da una capacitación integral y sin parangón.
